Y mi traducción está aquí. Creo que es reveladora. He de confesar que subrayo muchas de las cosas que dide el autor, y también que soy usuario de Android en tres dispositivos, pero no ha sido ese el motivo de publicar el texto.
Saludos
Nacho A.
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Apple y
el problema del iPhone de 80 céntimos
Por Michael Venables
14 de julio de 2011
9:00 am |
Categorías: Friki de salón, geek
de la electrónica, gente
Soy
padre. Pero no un padre cualquiera, un padre friki de la electrónica. Me
encanta la tecnología, y desde hace mucho tiempo. Y si los demás padres se parecen
algo a mi, entonces desean la mejor tecnología. Para mi, la mejor tecnología es
la fusión óptima de funcionamiento y estética. Eso significa que quiero que mi
ordenador, mi consola y la interconexión no sólo funcionen bien, si no que sean
máquinas estilosas que masajeen mis ojos con sus alucinantes líneas y
contornos. Si además un buen rendimiento se junta con un
envoltorio atractivo, te atraerá como ratón ensimismado hacia el altar de Apple
Computer en Cupertino, California, donde el flautista
de Steve Jobs hace su magia.
Al ser un padre y
tecnólogo indulgente, nunca me he parado a pensar sobre los ordenadores de
Apple que uso, o por cuanto tiempo he estado bajo su hechizo. Hasta que vi mi
viejo PowerBook G4 en el museo Mac ubicado en el vestíbulo del Seattle
Repertory Theater, mientras hacía tiempo antes de la representación de “The
Agony and the Ecstasy of Steve Jobs” (La Agonía y el Extasis de Steve Jobs), monólogo
creado e interpretado por Mike Daisey. “¡Ese es mi PowerBook!” Solté, en tiempo
presente, traicionando mi sensación de vinculación con mi viejo Mac, mi
preciado clon de platino del equipo tras el cristal del museo. “¡Está en un
museo!” Me susurré a mi mismo. Mi hijo me miraba con un ligero desprecio, como
tratando de comprender qué clase de usuario final del paleolítico tiene como
padre en esta era del iPad.¡Cuidaros de la sorprendente influencia de Apple! Incluso
los viejos usuario de dispositivos con sistema iOS seguimos teniendo un lado
tierno cuando nos hablan de nuestros viejos Macs. Empecé a preguntarme más
sobre mi propia historia de adquisición de productos Apple.¿Por qué sentimos
que los necesitamos tanto en nuestras vidas? Y además, ¿quién fabrica estos
maravillosos gadgets en realidad? Casi era la hora del espectáculo, y esperaba
que el humorista Mike Daisey nos diera la respuesta, o al menos más información
sobre cuales eran las preguntas adecuadas.
Mike Daisey es quien está detrás de un espectáculo de una
sola persona que recientemente ha funcionado muy bien en el Seattle Repertory
Theater. Daisey relata su experiencia con Apple. Y me refiero exactamente a que
“cuenta”, ya que su representación es una conversación abierta, el tipo de
actuación que exige una respuesta intelectual y emocional por parte del público
para que funcione. Se trata de una experiencia teatral que Daisey denomina
“monólogo extemporáneo”. Daisey habla de Apple y la visión de Steve Jobs,
lanzando preguntas al público (como audiencia repleta de consumidores): “¿Qué
significa la visión de Steve para el resto del mundo?” Implica las mejores
máquinas de computación, cálculos más rápidos, conectividad mejorada, hardware
de la mejor calidad y excelencia en el diseño, verdad? “Genialidad”. La última
parte de la visión es la razón por la que el templo de Mac fascina a nuestro
ratón interior con la meliflua llamada del Flautista de Apple, y aquello que
nos hace regresar a las puertas de Cupertino una y otra vez para descubrir
productos y mejoras que “necesitamos” pero que no sabemos por qué las
necesitamos. Ah, sí,
porque son geniales. Imaginen una espía impoluta en su pantalón de
Dolce & Gabbana, tecleando un breve memorando secreto en el balcón de su
hotel de Venecia.
¿Se la imaginan acaso chateando con el Comisionado de
espías Bielorruso desde un Dell? Teclea
en silencio desde su iPad mientras el sol se oculta tras ella por el Gran
Canal. Eso si es impactante. Eso si es atractivo. Y cuando uno luce atractivo,
se siente mejor por dentro.
Así que, ¿por qué creemos que necesitamos todos estos
artículos de bondad informática? Todos nosotros utilizamos los productos
tecnológicos en nuestro quehacer diario y con nuestras familias como medios
para conectar con otras personas y el mundo en general. Puede que se trate de
conexiones virtuales, pero siguen siendo conexiones. Aunque Daisey afirma que
cuando usamos nuestros productos de Apple para realizar conexiones, también
estamos convirtiendo en fetiche la tecnología que nos permite esas hiper
conexiones con nuestro mundo. Utiliza su vínculo con el iPhone como ejemplo. Daisey
mantiene que nos hemos convertido en creyentes del poder de “conectividad” del
iPhone. Comprobamos la configuración de nuestra alarma (y la hora en Tokio)
antes de ir a la cama, comprobamos los mensajes de Tweeter, guardando nuestro
contenido “por leer” para la aplicación “Más tarde”, y luego navegamos por las
actualizaciones de nuestro Muro del Facebook. El problema, según Daisey, es que
nos han atraído hacia una ilusión tecnológica sobre el conocimiento.
Pensamos que sabemos
tanto como los expansivos y potentes sistemas de conocimiento nos permiten
gracias a las herramientas tecnológicas que usamos y a las que estamos tan apegados.
Así que terminamos “fetichizando” nuestra tecnología con fe ciega y confiamos
en su capacidad para validar la existencia de nueva información. Pero ignoramos aquello que quede
fuera de la tecnología de red de googlear como inexistente o irrelevante para
nuestras vidas. “Si no está en Google, no existe".
Daisey tiene razón al señalarnos que cuando controlas la
tecnología, controlas el medio a través del cual las personas ven el mundo. En
nuestra sociedad actual centrada en la tecnología, percibimos el mundo a través
de nuestro iPhone, lo que mediatiza la realidad del mundo a nuestro alrededor. Los
dispositivos de Apple ejecutan aplicaciones de red social que filtran el flujo
de información sobre lo que es importante en la cultura, la política y la tecnología.¿Son
las opiniones de Daisey relatos alarmistas o las rabietas de un tecnofóbico? Apple
ejerce un control estricto sobre el desarrollo y utilización de su sistema
operativo y aplica fuertes restricciones DRM (derechos de reproducción) en sus
productos de audio y vídeo. Estamos tan absortos por la mística del universo de
Apple: el diseño, el rendimiento, la genialidad.¿Qué hay de la información sobre el mundo que
escapa al entendimiento de la mayoría de la gente? Esa es la información cuya
existencia no tiene validación para nosotros, ya que queda fuera del sendero
marcado de nuestras redes sociales. Los productos de Apple son
excelentes en su diseño, funcionamiento y genialidad, pero ¿cuál es el precio
que realmente pagamos por usarlos?, se pregunta Daisey.¿Cuál es el coste
humano?
Las empresas tecnológicas de todo el mundo han creado Zonas
Económicas Especiales en China. Se trata de zonas industriales creadas gracias
a más de 30.000 millones de $ de inversiones extranjeras para fabricar diversos
dispositivos industriales y electrónicos para los mercados extranjeros. La
primera de estas zonas económicas especiales y una de las más exitosas es
Shenzhen (en la provincia de Guangdong), al norte de Hong Kong. Muchas de las
fábricas de Shenzhen han sido utilizadas por las empresas estadounidenses para
fabricar dispositivos electrónicos. En esa lista nos encontramos con Apple,
Amazon, Intel, Cisco, Hewlett-Packard, Dell, Microsoft y Vizio. Uno de los
fabricantes subcontratados de Shenzhen es Foxconn International Holdings Ltd,
el máximo exportador de China. El 50% de todos los productos de consumo del
mundo los fabrica Foxconn. Foxconn fabrica tanto el iPhone como el iPad (así
como el Kindle, por cierto). Estos productos tiene una enorme demanda en los
EE.UU. Así que naturalmente, para satisfacer la demanda de los productos de
Apple, los ciclos de producción de Foxconn deben adecuarse a la alta demanda de
productos de Apple en EE.UU. y el resto del mundo. Mike Daisey realizó un viaje
a Shenzhen fingiendo ser un potencial socio inversor. Se aprovechó del raro
privilegio de acceso que le dieron para desvelar información sobre cómo se
fabrican los productos de consumo en Foxconn y quienes los hacen. Quería saber
más sobre la gente que crea los productos de Apple que todos conocemos y
deseamos.
Las condiciones laborales de las plantas de Foxconn se
caracterizan por:
Trabajo repetitivo de producción
en línea, el montaje no lo realizan máquinas, 450.000 trabajadores de la
planta de Foxconn ensamblan iPhones e iPads a mano, en la cadena de montaje, abuso de mano de obra infantil
(se pueden ver niños de hasta 12 años trabajando en la línea de producción), práctica habitual de turnos de
dieciséis horas diarias en temporadas de hasta varios meses, cumplimiento estricto de la
norma de absoluto silencio para todos los trabajadores de la línea de
producción, problemas de salud como el
síndrome de túnel carpiano son muy habituales, y a menudo ignorados por la
dirección,
condiciones laborales tan ínfimas
que se producen suicidios de trabajadores (algunos han saltado en el pasado
desde lo alto de los edificios de Foxconn), Foxconn respondió ante los
hechos con la instalación de redes que cubrían los laterales de sus edificios,
los
sindicatos de trabajadores son ilegales en China, así que sus derechos no están
protegidos. Daisey se reunió en secreto con varios
trabajadores que habían reclamado a la dirección de Foxconn las horas extra no
pagadas o problemas de salud, y que fueron ignorados.
Esos trabajadores
fueron incluidos en una lista negra de la Autoridad China
de Comercio. El estado los considera “agitadores
subversivos”.
Cuando
Daisey cambia el tono de su monólogo extemporáneo del relato de su juventud y
maduración junto a ordenadores Apple a los trabajadores de Shenzhen, se produce
un cambio total en la atmósfera que rodea al público.
Una fuerza
palpable.¡Vaya!, esas preciosas máquinas del museo, o de casa, en mi bolsillo,
que moldean cómo vemos el mundo, ¿se fabrican a mano?
Trabajar dieciséis
horas al día ensamblando a mano componentes electrónicos?¿Y montados por niños
de doce años? Miré a mi hijo de catorce años y me lo
imaginé fijando las piezas de un iPhone durante 16 horas al día, en silencio,
con sus muñecas atenazadas por el dolor, mientras ensambla un iPhone por el que
recibirá 80 céntimos. El mensaje de Mike Daisey fue contundente y alcanzó
nuestro hogar. Todos amamos la tecnología de Apple. Comprendemos (más o menos)
el motivo por el que la deseamos. Muchos de nosotros conocemos los problemas
laborales de Shenzhen, y puede que incluso podamos dormir a pierna suelta a su
pesar.
Pero nuestra lujuria por los gadgets ha
generado un problema para los trabajadores de Shenzhen, en China. Y
afecta a las vidas de personas reales, muchas de ellas niños. Es un problema de
los norteamericanos, un problema ético sobre el que todos deberíamos prestar
una profunda atención.
Por tanto, estos son mis reflexiones para Steve Jobs sobre
el problema del iPhone de 80 céntimos.
Estimado Sr. Jobs,
Soy un viejo usuario de equipos Mac. Y me denomino a mi
mismo un “aficionado”, ya que sinceramente admiro los productos Apple que
poseo. mi Macbook, mi iPhone, mi iPad. Creo que Apple siempre ha creados
productos con un gran diseño que tienen la comodidad, la facilidad de uso y la
calidad de la experiencia del usuario en mente. Que son los mejores, lo se de
sobra.
Tras ver la representación de Mike Daisey en “The Agony and
the Ecstasy of Steve Jobs”, mi fe en los productos de Apple se vió sacudida
hasta sus cimientos al conocer el tratamiento de los trabajadores de la fábrica
de Foxconn en Shenzhen, China.
Una de las historias que descubrimos hablaba de un hombre,
trabajador que estaba presente en uno de los encuentros con Mike Daisey y
algunos representantes sindicales clandestinos.
Mike le preguntó al hombre (a través de su intérprete) en qué producto
trabajaba. El hombre tenía una mano protésica a causa de un accidente en la que
se le quedó atrapada en una máquina de corte de metal de la línea de producción
del iPad. El hombre dijo que solía trabajar en iPads en Foxconn, pero ahora
trabajaba en una fábrica de madera, donde decía que el trabajo era “mejor y los
horarios más razonables”. En respuesta a la emotiva historia del hombre, Daisey
sacó su iPad para mostrárselo al hombre. La mano de goma del hombre acarició el
iPad, y su tacto activó el aparato y los iconos se iluminaron, a lo que él dijo
“¡Es magia!”. Nunca había visto el producto final de un iPad, en cuya línea de
ensamblaje había trabajado durante mucho tiempo. La mayoría de los iPad se
exportan a occidente.
Sr. Jobs, dignifique el sacrificio de este hombre. Ayude a
mejorar las condiciones laborales de Foxconn, utilizando el mismo celo en la
búsqueda de la excelencia y su misma energía creativa con la que ha creado los
productos de Apple que admiramos y utilizamos para mejorar nuestras vidas. Cuando
pienso en los trabajadores de Foxconn que crearon mis productos, me vienen a la
cabeza sus largos días de montaje de iPhone a mano, los niños que ensamblan mi
iPad y el insistente pensamiento de que nadie en Foxconn se preocupa de si les
duelen las manos o si tienen que parar para ir al servicio. No pueden tomarse
descansos, ya que las cuotas de producción deben superar los estándares para
satisfacer la demanda de gente como yo, el consumidor de los EE.UU.
Me preocupan esas personas, y me preocupo por aquellos que
fabrican los productos. Tómese un
momento para considerar lo que puede lograr si desea influir en su trabajo. Tiene
voz y voto para lanzar un compromiso sobre las condiciones laborales de la
planta de Foxconn, hacer notar que Apple se preocupa, como empresa, por las
terribles condiciones de los trabajadores de Foxconn.
El diseño, rendimiento y genialidad de Apple tiene
claramente un alto precio, mucho mayor del que yo me imaginaba, Sr. Jobs. No
podemos hacer que los trabajadores de Shenzhen paguen el precio de nuestra
codicia. Agite sus mágicas manos para solucionar el problema y ayudar a los
trabajadores de Shenzhen. Por nuestro bienestar moral, y por el suyo.
Atentamente,
Michael
Venables
Padre y
aficionado a Apple
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